Un espacio para la reflexión filosófica y teológica

martes, 31 de marzo de 2015

Si habiéndose ellos escapado de las contaminaciones del mundo…

Por
Mauricio A. Jiménez


“Ciertamente, si habiéndose ellos escapado de las contaminaciones del mundo, por el conocimiento del Señor y Salvador Jesucristo, enredándose otra vez en ellas son vencidos, su postrer estado viene a ser peor que el primero. Porque mejor les hubiera sido no haber conocido el camino de la justicia, que después de haberlo conocido, volverse atrás del santo mandamiento que les fue dado.”
2 Pedro 2:20-21


      En nuestro tema de hoy analizaremos el significado de estos pasajes de la segunda epístola de Pedro, en relación con la doctrina de la "perseverancia de los santos". Hay que señalar que este es uno de esos lugares de la Biblia al cual no pocos creyentes recurren para apoyar la antítesis a la doctrina de la seguridad eterna de salvación. Según la tesis defendida por algunos, un verdadero creyente podría caer de la gracia y cometer apostasía, lo que significaría no sólo alejarse de la comunión con otros hermanos en la fe, sino también dejar de ser salvo y, en consecuencia, quedar expuesto a juicio de condenación eterna. 
      A primera vista, pareciera que aquí estamos frente a una advertencia, respecto de la cual los objetos aludidos son creyentes que podrían eventualmente abandonar su profesión de fe en Cristo y cometer total apostasía, esto es, caer en el pecado de una renuncia sin retorno a la fe y a la perseverancia cristiana, repudiando y/o renegando contra Jesús el Salvador. No obstante aquello, una lectura detenida de los textos implicados nos podría ayudar a entender qué es lo que realmente dijo Pedro y a qué clase de personas se estaba refiriendo, si acaso estaba hablando de verdaderos creyentes o no.
      Quisiera, pues, llamar primeramente vuestra atención al contexto en el cual se insertan los versículos citados. Cuando leemos el capítulo completo, de pronto se hace tremendamente claro que las personas de las que se está hablando no eran realmente creyentes, sino de hecho, falsos profetas y falsos maestros (con especial atención en los últimos); hombres injustos que, “siguiendo la carne, andan en concupiscencia e inmundicia, y desprecian el señorío” (vv. 9-10).

"Pero hubo también falsos profetas entre el pueblo, como habrá entre vosotros falsos maestros, que introducirán encubiertamente herejías destructoras, y aun negarán al Señor que los rescató, atrayendo sobre sí mismos destrucción repentina. ... Sobre los tales ya de largo tiempo la condenación no se tarda, y su perdición no se duerme. ... éstos, hablando mal de cosas que no entienden, como animales irracionales, nacidos para presa y destrucciónperecerán en su propia perdición, recibiendo el galardón de su injusticia, ya que tienen por delicia el gozar de deleites cada día. Estos son inmundicias y manchas, quienes aun mientras comen con vosotros, se recrean en sus errores. Tienen los ojos llenos de adulterio, no se sacian de pecar, seducen a las almas inconstantes, tienen el corazón habituado a la codicia, y son hijos de maldición. … Estos son fuentes sin agua, y nubes empujadas por la tormenta; para los cuales la más densa oscuridad está reservada para siempre.(vv. 1, 3, 12, 13, 14, 17)

      Es fácil notar que en ningún lugar se dice que estos fueran cristianos que se "descarrían" (hago aquí uso del término más popular para indicar la apostasía de la fe). No existe modo en que advirtamos que las personas referidas aquí sean hombres regenerados, hijos de Dios que luego dejan de serlo. Sólo se nos señala que son, en pocas palabras, unos charlatanes, farsantes, embusteros y despiadados; unos renegados y rebeldes, cuyo único propósito es introducirse en medio de la congregación con el objeto de torcer la sana doctrina y engañar a aquellos que no estén firmes o que no sean constantes (lit. “no fijos”, “vacilantes”).
      Es respecto a estos falsos creyentes que el apóstol Pedro continúa diciendo:

"Si habiendo escapado de la contaminación del mundo por haber conocido a nuestro Señor y Salvador Jesucristo, vuelven a enredarse en ella y son vencidos, terminan en peores condiciones que al principio. Más les hubiera valido no conocer el camino de la justicia, que abandonarlo después de haber conocido el santo mandamiento que se les dio." (vv. 20-21) (NVI)

      Esta sentencia, lo que intenta comunicar, es que si (nótese el uso de la partícula condicional "sí", Gr. ei) aquellos que han conocido el evangelio (lo que corresponde a la frase "huido de las contaminaciones del mundo por haber conocido a nuestro Señor y Salvador Jesucristo") luego lo rechazan (la frase "enredándose otra vez" en esas contaminaciones), su estado de pecado viene a ser aun peor que antes, porque ahora incurrirían en el error a sabiendas de cuál es la verdad. La relación entre la apostasía de estos que se resisten y rehuyen del santo mandamiento que les es dado, y lo que sucede con el perro y la puerca lavada (v. 22), simplemente ilustra la realidad de aquellos que, por instinto y por naturaleza, incurren en lo que simplemente les es propio a su ser. “Perros y puercos eran antes, y perros y puercos seguirán siendo”. Ambos animales, inmundos para los judíos, simplemente se comportan conforme a su naturaleza; no se puede esperar, por tanto, que hagan algo diferente de lo que verdaderamente son. Así también, estos falsos maestros simplemente seguirán en las disoluciones propias a su estado de natural corrupción (v. 12), el cual no cambió aunque tuvieron alguna aproximación con el evangelio y con el entorno cristiano del cual se rodearon (hablo ahora en términos pasados). De estos se dice: “si habiendo escapado de la contaminación del mundo” (cf. v. 15), de lo cual no hemos de entender, por todas las consideraciones anteriores, que esto significa que llegaron a ser verdaderos hermanos en la fe y hombres nacidos de nuevo, sino simplemente que, como ya se dijo, tuvieron alguna clase de acercamiento o contacto con el evangelio, pudieron gustar del buen mensaje de salvación y hasta anduvieron en medio de los hermanos, pero nunca fueron verdaderos creyentes, de hecho, como hemos visto, eran hostiles a Cristo. Incluso se dice que son “esclavos de corrupción” (v. 19). Como dice Norman Geisler: «…su “conocimiento” del Señor (v. 20) era obviamente un asentimiento mental y no el que surge de un corazón comprometido. Conocían meramente a Cristo como “Señor y Salvador” (v. 20), no como su Señor y Salvador. Eran lobos vestidos de ovejas (Mateo 7:15)»[1]
      Es importante entender correctamente la expresión del versículo uno: "aun negarán al Señor que los rescató". Esto pudiera generar la impresión de que estas personas verdaderamente fueron rescatadas en el sentido salvífico, es decirrealmente experimentaron la redención y la salvación. Pero lo que tenemos que considerar aquí es más bien la idea de que en la cruz hubo real provisión para el perdón de los pecados de todos los hombres del mundo (1Jn 2:2) y, en consecuencia, la redención era, aunque no un hecho consumado para cada ser humano, sí una cosa potencial para estos falsos profetas y falsos maestros, entre otras gentes.
      No obstante esta aclaración, aún hay quienes insisten en entender estas palabras en un sentido diferente. Por ejemplo, las notas al pie de página de la "Biblia de Estudio de la Vida Plena", publicada por las Asambleas de Dios, dejan ver esta idea cuando dice sobre el texto: "Es evidente que los vv. 20-22 quieren decir que algunos de los falsos maestros fueron una vez redimidos del poder del pecado y luego perdieron la salvación (cf. v. 1,15)"[2].
      Es interesante el que a pesar de que en esta Biblia comentada se reconoce que los aludidos aquí son falsos maestros, todavía se piense que entre ellos hubo verdaderos creyentes. Pero cabe preguntarse si acaso es realmente posible que alguien sea un falso maestro y, no obstante, un verdadero creyente al mismo tiempo. Eso no se corresponde con la enseñanza bíblica acerca de lo que es propio del proceder de los creyentes cristianos. Es importante recalcar que aquí no se está hablando de simples hermanos que habrían de cometer algún error en la exposición de la doctrina, sino de hombres que encubiertamente introducirían en la iglesia herejías destructoras (v. 1), intencional y premeditadamente. Es cierto que este comentario bíblico no habla en términos de "verdaderos creyentes", pero sí habla de ser redimidos y de haber sido salvos, lo cual únicamente es posible si se es un verdadero creyente (a menos que se piense que se puede ser un falso creyente y un redimido a la vez, pero eso no tiene apoyo por las Escrituras). Es pertinente entonces volver a preguntar: ¿Es verdaderamente viable que un nacido de nuevo incurra en acciones de esta índole? Según 1 Juan 3:8-9 la respuesta es una terminante y contundente negación.  
      Podemos entonces comenzar a comprender que cuando Pedro hace estas declaraciones (vv. 20-21), nunca tuvo en mente expresar la posibilidad de que alguien pudiera llegar a ser salvo y luego dejara de serlo, ese es un prejuicio teológico y no una conclusión fundada en la exégesis del texto. Estas palabras de Pedro, por tanto, sólo dejan en evidencia la posibilidad de tener un acercamiento con el evangelio y a la vez nunca haber tenido un encuentro personal con Dios. Una cosa es haber sido parte o miembro de una congregación cristiana, y otra muy distinta es haber sido incorporado al Cuerpo de Cristo. Una cosa es haber sido incluso persuadido por el evangelio durante algún tiempo, y otra diferente es haberse convertido por el evangelio. Por cierto que no debemos olvidar que estos de quienes se habló eran los falsos maestros que se introducirían en la congregación de los redimidos cristianos, lo cual en el tiempo del escrito aparece como una advertencia de cosas que han de venir, y sobre las cuales se exhorta a estar apercibidos (3:1-2).   
      Estos falsos maestros de los que habla Pedro son el fiel equivalente de las palabras de Jesús: "Cuídense de los falsos profetas. Vienen a ustedes disfrazados de ovejas, pero por dentro son lobos feroces. Por sus frutos los conocerán. ¿Acaso se recogen uvas de los espinos, o higos de los cardos?" (Mt 7:15-16, NVI). También el apóstol Pablo habló acerca de ellos a los de Mileto: “Porque yo sé que después de mi partida entrarán en medio de vosotros lobos rapaces, que no perdonarán al rebaño. Y de vosotros mismos se levantarán hombres que hablen cosas perversas para arrastrar tras sí a los discípulos.” (Hch 20:29-30). Y a los de Roma les advierte: “Mas os ruego, hermanos, que os fijéis en los que causan divisiones y tropiezos en contra de la doctrina que vosotros habéis aprendido, y que os apartéis de ellos. Porque tales personas no sirven a nuestro Señor Jesucristo, sino a sus propios vientres, y con suaves palabras y lisonjas engañan los corazones de los ingenuos.” (Ro 16:17-18). Cuando Pablo les dice a los de Mileto que “y de vosotros mismos se levantarán hombres que hablen cosas perversas”, una parábola conocida de Jesús nos sugiere de qué clase de hombres se trata (Mateo 13:24-30, cf. 1Jn 2:19: “Salieron de nosotros, pero no eran de nosotros; porque si hubiesen sido de nosotros, habrían permanecido con nosotros; pero salieron para que se manifestase que no todos son de nosotros”).
      Una reflexión que podemos hacer, a propósito de lo que dice Pedro en el versículo uno tocante a estas personas ("introducirán encubiertamente herejías destructoras"), es el modo como operan a veces los falsos maestros. Muy a menudo los falsos maestros introducen sus enseñanzas no de manera abierta ni directamente al principio, sino a la larga. A veces las herejías no son tan evidentes en un inicio, por ir mezcladas con algo de verdad. "Introducirán encubiertamente" traduce un único verbo compuesto, pareiságo (aquí en modo indicativo y voz activa, pareisanxousin), que literalmente sería: "introducir al lado"; "traer adentro al lado", con el significado de "meter a hurtadillas". La idea expresada aquí es la de hacerlo "con disimulo" (DHH), "sin que ustedes se den cuenta" (BLS, TLA), furtiva e inobservablemente (cf. Jud 1:4). Es la forma oculta como se manejan las "herejías" (Gr. háireseis, primeramente "una creencia elegida" o simplemente "elección", posteriormente "una creencia errada" en contraste con una correcta revelada por Dios), y que a la postre causan apoleia, esto es, destrucción o perdición; primeramente para quienes las sostiene, pero también y extensivamente para quienes las abrazan (v. 2a). Muy rara vez los herejes y falsos maestros darán a conocer su herejía de manera inmediata (aunque no es esta, desde luego, una regla y pueden haber excepciones, como de hecho las hay), sino hasta cuando esta ya ha calado hondo en la conciencia de los ingenuos e inconstantes; sólo entonces,  una vez que la mentira ha sido mezclada con la verdad, las falsas enseñanzas salen a la luz, pero a esas alturas son muchos los que ya ha sido seducidos y sacarlos del error puede llegar a ser una tarea difícil. Tal es el caso de muchas sectas, y aun dentro de congregaciones cristianas en donde se ha permitido la entrada de enseñanzas erróneas y perversas. El Señor nos manda a estar apercibidos de estas cosas y a combatir contra ellas "ardientemente" (Jud 1:3-4).        

     En conclusión, no hay lugar a dudas de que aquí estamos frente a otro de aquellos lugares de la Biblia que nada tienen que ver con la doctrina de la seguridad de la salvación. Es importante insistir en el contexto de las afirmaciones y no dejar que sea el prejuicio doctrinal lo que le dé significado a lo que primeramente debiera comenzar con una hermenéutica adecuada. Por supuesto que hay casos, en especial con los textos más "oscuros" o de difícil interpretación, en donde se hace necesaria una interpretación desde la teología, pero siempre que esta halle perfecto respaldo en el resto de las Escrituras.  



Sólo a Dios sea la Gloria


NOTAS:
[1] J. Mathew Pinson, ed. La Seguridad de la Salvación. Cuatro puntos de vista (Barcelona: CLIE, 2006), p. 101.
[2] Biblia de Estudio de la Vida Plena (Miami, Florida: Vida, 2003), p. 1805.