“Porque es imposible que los que una vez
fueron iluminados y gustaron del don celestial, y fueron hechos partícipes del
Espíritu Santo, y asimismo gustaron de la buena palabra de Dios y los poderes
del siglo venidero, y recayeron, sean otra vez renovados para arrepentimiento,
crucificando de nuevo para sí mismos al Hijo de Dios y exponiéndole a
vituperio.”
Hebreos 6:4-6
Es muy probable que la primera vez que
usted leyó este texto, su primera impresión haya sido la de que aquí estamos frente a
una advertencia seria contra la apostasía de creyentes. Pero seamos honestos, si algo caracteriza
nuestra lectura de la Palabra de Dios es ese “prejuicio teológico” con el cual a veces —no pocas veces en verdad— vamos al texto bíblico. Muy a menudo dejamos que sean nuestras ideas preconcebidas las que
den forma al significado de los textos que estamos leyendo, y no dejamos que
sea la propia exégesis la que nos encamine hacia tal o cual conclusión.
Dicho sea de paso, pienso
que el gran problema con este texto no es el texto en sí mismo, sino el hecho
de que muchos vamos a él sin querer realmente entender lo que se está diciendo, y de inmediato asumimos una postura teológica a partir de la cual damos lectura al texto para sacar conclusiones.
Ahora bien, no son pocos los que citan estos pasajes para afirmar que lo que se está enseñando allí, es la posibilidad de que un verdadero creyente apostate de la fe con la consecuente pérdida de su salvación. Por nuestra parte, no podemos seguir avanzando en la doctrina bíblica de la seguridad de la salvación, sin antes detenernos en aquellos textos de la Biblia que aparentemente afirman lo contrario.
Ahora bien, no son pocos los que citan estos pasajes para afirmar que lo que se está enseñando allí, es la posibilidad de que un verdadero creyente apostate de la fe con la consecuente pérdida de su salvación. Por nuestra parte, no podemos seguir avanzando en la doctrina bíblica de la seguridad de la salvación, sin antes detenernos en aquellos textos de la Biblia que aparentemente afirman lo contrario.
Entonces, ¿cómo entender estos pasajes?
Yo comenzaría analizando el término
que la versión Reina Valera 1960 ha traducido como "recayeron" (verso 6, Gr. parapipto,
lit. "caer al lado"). El uso general de este verbo no sólo puede
indicar una caída sin retorno (figurativamente se le puede usar para expresar
la idea más radical de apostasía [“apostatar”]), sino que también puede
emplearse para querer significar una caída de la cual es completamente posible
volver a levantarse.[1] Por lo tanto, puede decirse tanto de alguien que cae “fuera” del camino (y en consecuencia se aparta del mismo); como de alguien que cae “en” el camino (y por tanto no
deja de estar aún en él). Y dado que una traducción literal del verbo sería
simplemente: “caer al lado”, no se puede decir de manera determinante cuál es el
sentido que aquí se le está dando, de manera que debemos necesariamente apelar al contexto y a la
exégesis amplia de los textos involucrados.
Con respecto a estos
versículos, se han dado a lo menos cuatro explicaciones posibles, que a
continuación paso a resumir de manera muy breve:
Unos dicen que, si bien el
autor de la epístola se está refiriendo a creyentes, no obstante lo que se dice
respecto a ellos no es más que un hipotético caso de apostasía.[2] Quienes sostienen esta idea, argumentan
que el autor simplemente estaría advirtiendo qué es lo que pasaría si fuera
posible caer de la gracia, pero que eso no ocurrirá porque, como luego dice el
propio autor: "Pero en cuanto a vosotros, oh amados, estamos persuadidos
de cosas mejores, y que pertenecen a la salvación, aunque hablamos así."
(v. 9). De manera entonces que no sería esta una advertencia real contra la
apostasía (no es que eso pueda eventualmente llegar a suceder). Como dice
Erickson, “existe una posibilidad lógica de apostasía, pero no sucederá en el
caso de los creyentes.”[3]
Una segunda opinión, es que
aquí no se está hablando de verdaderos creyentes, sino de meros profesantes, de
personas que han estado de alguna manera adheridas o formando parte de la congregación (la "iglesia visible"),
pero que no han llegado en verdad a ser hijos de Dios (no son verdaderos creyentes).[4] Algunos
argumentan que la gente aludida aquí podría estar relacionada (directa o
indirectamente) con las personas de las que se habla en el capítulo 3 (los
israelitas del éxodo), y por tanto, a lo igual que estas, las descripciones que
aquí se hacen (“gustaron”, “fueron iluminados”, “fueron hechos partícipes”)
simplemente definen las bendiciones externas en las cuales fueron implicados
aquellos de quienes se habla ahora, no indicando con ello una obra más
profunda, intensa y personal que conllevara salvación eterna.
Existe también la opinión de
quienes creen que aquí se está hablando de verdaderos creyentes que cometen
apostasía y pierden su salvación.[5] Los
proponentes de esta explicación argumentan que esas expresiones (“gustaron”,
“fueron iluminados”, “fueron hechos partícipes”) no pueden ser aplicadas a
meros profesantes, sino sólo a verdaderos creyentes. Se argumenta también que
no puede tratarse de un caso hipotético, porque no tendría sentido advertir de
algo que, después de todo, no es realmente posible que suceda. De manera
entonces que estos pasajes serían, según ellos, una advertencia seria y real
respecto de cristianos que cometen apostasía y pierden por tanto su salvación.
Por último, están los que
sostienen que, a lo igual que el punto de vista anterior y que el primero, aquí
sí se está hablando de verdaderos creyentes. Este enfoque también está de
acuerdo con el anterior respecto a la objeción que se hace a la postura del
caso hipotético. Pero; no obstante esta similitud, en esta última postura se
expone que aquí (en el texto), en lugar decirse que estos se puedan perder, se
estaría afirmando precisamente lo contrario.[6] Un argumento es que la misma expresión: "es
imposible que ... sean otra vez renovados para
arrepentimiento", sólo puede significar una cosa: que como la obra de
conversión (lo cual es en cierto modo la suma de todas las expresiones que aquí
se usan) ya fue realizada de una vez y para siempre, nadie que haya sido
transformado por esa obra (una obra soberana) puede recaer al punto de tener
que retornar al principio, al momento antes de la conversión (ser “otra vez
renovado para arrepentimiento”), porque eso sería igual a crucificar de nuevo a
Jesús (v. 6), lo cual tampoco es posible.
A diferencia de los
comentarios que ya he hecho a otros textos dentro de esta misma temática, mi intensión
aquí es simplemente exponer, de manera resumida por supuesto, algunas de las
más comunes interpretaciones que a estos pasajes se han hecho, a fin de que sea el lector quien comience ahora a buscar cuál de estas presenta mejores
argumentos y se apoya más en la evidencia y en el contexto.
No obstante, en lo que a mi
opinión respecta, este último enfoque me parece bastante intersante, porque ¿de qué
otra manera podría ser imposible ser "otra vez renovado para
arrepentimiento"?
La imposibilidad aquí,
resultaría más bien de una cuestión teológica: como Cristo ya pagó
por los pecados de los que creen, no hay entonces forma como un verdadero
creyente pueda recaer al punto de tener que volver a ser justificado y regenerado,
eso es imposible, porque el pago de la cruz ya fue suficiente, no son
necesarios más sacrificios (cf. He 9:24-28; 10:1-14). Toda esta
idea parece ser apoyada por el propio autor de esta epístola, cuando afirma que
el Señor, con un sólo sacrificio, "hizo perfectos PARA SIEMPRE a los
santificados" (He 10:14). La expresión: “para siempre”, indica la idea de
una obra que no sólo comenzó, sino que también ya está completada a partir del
mismo momento en que se inició, y tiene por tanto continuidad en el tiempo,
todo lo cual es resultado del único y sólo sacrificio de Cristo.
“… pero ahora, en la consumación de los
siglos, se presentó una vez para siempre por el sacrificio de sí mismo para
quitar de en medio el pecado. …. así también Cristo fue ofrecido una sola vez
para llevar los pecados de muchos;…” (9:26, 28)
Se dice que es
"imposible que sean otra vez renovados para arrepentimiento", puesto
que ese "renovados para arrepentimiento" ya fue algo realizado en el
momento de la conversión. Y es imposible volver a convertirse, así como es
imposible volver a sacrificar a Cristo para hacer posible esa nueva conversión.
Por último, con respecto a
"recaer", sólo baste fortalecerse con estas palabras:
"que SOIS GUARDADOS POR EL PODER DE
DIOS MEDIANTE LA FE, para alcanzar la salvación que está preparada para ser
manifestada en el tiempo postrero." (1 Pe 1:5)
"Y a aquel QUE ES PODEROSO PARA
GUARDAROS SIN CAÍDA, y presentaros sin mancha delante de su gloria con gran
alegría," (Jud 24)
Mauricio A. Jiménez
NOTAS
[1] Aún a pesar de este hecho indiscutible,
en algunas traducciones, como por ejemplo la NVI, se lee: “se han apartado”, lo
que parece dar apoyo a la idea de apostasía.
[2]Por ejemplo, Millard Erickson; Lawrence O. Richards, entre otros.
[3]Millard Erickson, Teología Sistemática (ed. CLIE, ©2008), p.1000.
[4] Por ejemplo, Juan Calvino; Wayne Grudem, William MacDonald, entre otros.
[5]Por ejemplo, Wayne Partain; Stephen M.
Ashby; Bill H Reeves, entre otros.
[6]Por ejemplo, Samuel Pérez Millos;
Norman Geisler, Charles C. Ryrie, entre otros.